Cuando ponemos las semillas en contacto con agua, aire o calor éstas comienzan a brotar. Cuando las semillas brotan, un pequeño tallo y una hoja empiezan a crecer, y si dejásemos que se desarrollase completamente, se convertiría en una planta dando los frutos y semillas para volver a germinar.
Al germinar el valor nutritivo de las semillas aumenta enormemente, podemos destacar una gran cantidad de proteínas fácilmente asimilables, muy importantes para el desarrollo de los tejidos corporales, así como una alta cantidad de vitaminas (grupo B,D,E) y al germinar se sintetiza vitamina C ausente inicialmente en la semilla lo que hace que su consumo refuerce el sistema inmunológico. También hay gran cantidad de enzimas y minerales presentes que favorecen las reacciones metabólicas de nuestro organismo.
Y la experiencia... ha sido buenísima!!!
Les hemos explicado qué era un germinado, por qué eran tan buenos para nuestra salud, de dónde venían, cómo ser forman... y con caras más o menos sorprendidas la gran mayoría han querido probarlos. Muchos de ellos y ellas han repetido!!!
Os dejamos unas fotos de los germinados y de una de las bandejas con la comida de hoy.
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